Érase una vez un poeta que quiso ser soldado. Esculpió su cuerpo y mente en busca de la perfección y se creó, a base de tiempo, una coraza hecha de radicalidad y dureza que le protegía del resto.
Un buen día el poeta se topó con una mujer imperfecta. Se sintió vulnerable porque esa mujer, que no entraba en sus esquemas, le miraba como si pudiera verle por dentro. No había coraza suficientemente gruesa para no ver su alma de poeta.
Huyó sintiéndose herido, sabiendo que la mujer imperfecta le había reconocido.
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miércoles, 10 de noviembre de 2010
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No se de quien es, pero es precioso. Hace tiempo no leia un cuenta tan... poetico.
ResponderEliminarMe lo acabo de inventar. Gracias Edu.
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