viernes, 10 de febrero de 2012


A estas alturas de la vida no hace falta que me digan las cosas dos veces...

lunes, 3 de octubre de 2011

Mujer que reinvindica lo que le gusta busca...

Me he vuelto vaga, sí, con las cuatro letras, en tema de lectura me he pasado a la "sit-comedy", a la lectura ligera que me ofrecen las revistas de moda y/o revistas para mujeres (a falta de un buen libro que no termina de llegar, algo hay que hacer además de leerte la composición alimenticia de cualquier caja de cereales y folletos de supermercados).

Y es que estas revistas me hablan de lo que quiero escuchar, moda, música, viajes, arte, sexo...Este fin de semana leí un debate titulado "¿Qué pasa cuando ella es mayor que él?", dicho así, crudamente, me echa para atrás hasta mí, y el caso es que no decía gran cosa, pero hubo una frase que llamó mi atención porque la suscribo totalmente (incluso suelo subrayar las frases). Dice así: "Las mujeres llegamos a una edad donde nos dejamos de limitaciones y empezamos a reinvindicar lo que nos gusta". Y sí, esa edad comienza a los treinta y tantos para llegar a su climax en los cuarenta y tantos. Yo lo estoy viviendo, sin ir más lejos. Cuando te ves económicamente independiente, cuando has tenido hijos (no es obligatorio pero creedme que los hijos te hacen ser más madura y responsable a base de tortas) y te demuestras a tí misma que puedes tirar del carro tu sola (ojo qué duro es ésto), cuando te ves segura por dentro y por fuera......ya no te andas con chiquitas, las mujeres demandamos lo que queremos, y lo queremos ya.

"Cougars" con sus "toyboys" que cada vez son más numerosas, mujeres a las que les atrae la actitud positiva y optimista de los hombres más jóvenes, por encima de la atracción física y que nos dejan ver la otra cara de la moneda, hombres cuarentones con hijos que se ven buscando jovencitas que podrían ser sus hijas. Creo positivamente que las mujeres tenemos las de ganar, creo que sabemos salir adelante y rehacer nuestras vidas sin la necesidad acuciante de encontrar otra rama a la que saltar para no reconocer que te has quedado en el aire, o lo que es mucho peor, no sabes estar sin tener a alguien al que agarrarte.

Y esto lo escribo hoy cuando llevo todo el día tirando del carro de mi trabajo, nuestros hijos, nuestra casa, y mi vida......y porque llevo todo el día tirando del carro de mi trabajo, nuestros hijos, nuestra casa y mi vida.....

martes, 30 de agosto de 2011

H2O, la fórmula de la vida, capaz de despejar la mente y dejarte absorta en tus pensamientos...."¿qué piensas?" (me pregunta)...."nada" (respondo), no por no decirle lo que pienso, sino para que me deje seguir haciéndolo (pensar y no hablar), ahora que el pensamiento fluye no quiero interrumpirlo. No espero que se me ocurra nada brillante, pero me divierte ver qué conexiones cerebrales sigue mi mente y hacia dónde deriva.

Y es que el agua es capaz de hacer que no pensemos en nada....o que lo hagamos en chorradas como ésta.

lunes, 13 de junio de 2011

La petición

"El orden de los factores no altera el producto". Falso cuando uno de los factores es el tiempo. El tiempo separa más que la distancia. El tiempo hace que no se esté en un mismo "ahora", que se rompa el ritmo, te abduce a otra dimensión que no puedes traspasar.

Últimamente he abierto mis sentidos, he visto, he leído, y me he dado cuenta de que en mí no vale más una imagen que 1.000 palabras, vale más una frase que se ha quedado en mi cabeza repitiéndose como un mantra "Déjame tenerlo"....eso viniendo de una persona esquiva tiene más connotaciones de las que puede parecer. Suelta entre otras frases ha hecho que todo se borre y solo quede ella...¿cómo una súplica? No lo creo. ¿una imposición? Tampoco. Una simple petición que no es tan simple.

lunes, 30 de mayo de 2011

¿Qué hace usted para ser feliz?

Según el psicólogo Javier Urra:
1.- Entender que la vida es limitada. Si fuéramos siempre felices no sabríamos que lo somos, y no lo seríamos.
2.- No pedir a la vida más de lo que me puede dar.
3.- Intentar dar a los demás, al entorno, tanto o más de lo que quiero recibir.
4.- Aprovechar los pequeños momentos y, cuando estoy siendo feliz, ser consciente de ello.
5.- Saber que lo que importa no es el yo sino el tú o, en tal caso, el nosotros.
6.- Relativizar los problemas, escalonarlos.
7.- Ponerle mucho humor.
8.- Ser autocrítico.
9.- Intentar ser simpático, agradable.
10.- Conocer a gente nueva y aprender qué siente, qué piensa.

¡Qué fácil es escribirlo! (y más aún copiarlo), pero ¿realmente somos felices? La mayoría de los españoles contesta sí ante esa pregunta, y una misma se mete en ese saco añadiendo la coletilla de "unas veces más que otras". Lo que está claro es que nosotros mismos nos creamos nuestra propia infelicidad, si lo que nos dicen nos afecta más o menos, si nos exigimos demasiado (hay que estar perfecta físciamente y tener éxito en la vida), si nos volvemos pasivos sin fijarnos metas, etc... Y yo me pregunto ¿ésto no es genético también? Quiero decir, todos conocemos gente que inspira paz cuando hablas con ella, gente que está siempre alegre y se toma la vida con buen humor, pero que siempre ha sido así......y otra gente que tiende a ver el vaso medio vacio lo mire como lo mire.

Como todo en la vida, hay que querer ser feliz para serlo. Si muchas veces no lo somos es porque irradiamos negatividad, y eso es lo que recibimos.....y os lo dice una que:

1.- Quiere vivir etérnamente en el país de la golosina.
2.- Cree firmemente que siempre se puede ir a más y no se conforma.
3.- Da mucho a los demás, pero a la que también le gusta recibir (aunque no sea en la misma medida).
4.- No se acuerda cuando está siendo feliz (el alzheimer es lo que tiene....)
5.- Es egoísta aunque no quiera reconocerlo.
6.- Eso de relativizar se queda en la Teoría. Todo es un trauma si a quien le afecta es a la que escribe.
7.- Se ríe de un cuadro menos de sí misma.
8.- Es demasiada autocrítica y así le va....(a la dieta me remito).
9.- Intenta ser simpática y agradable, pero se le nota demasiado cuando alguien no le cae bien.
10.- Éste es el único punto que cumple (conocer gente nueva y aprender qué siente, qué piensa)....siempre y cuando no invadan su espacio vital, claro.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Amores de calidad

Entre pincho de tortilla y zurito, sola en la barra de un bar, esta mañana he leído un artículo de una revista escrito por Edurne Uriarte, que directamente he arrancado y metido al bolso porque me ha llamado la atención.

Se titula "Amores de calidad" y dice lo siguiente:

"Me gustaría creer que la inteligencia emocional se puede educar y desarrollar, que no estamos irremisiblemente condenados a ser víctimas de nuestras emociones y de nuestros impulsos, de las emociones mal encaminadas y de los impulsos equivocados, claro está. Especialmente en el amor, ese sentimiento en el que tan poco lugar dejamos a la razón, a la reflexión, a la inteligencia; ése que nos hace más felices pero también más desdichados. Como si todo estuviera sujeto al destino y no a nuestra voluntad. O a nuestra inteligencia emocional.

¿Por qué no educar para el amor? Para la felicidad, para el equilibrio, para el amor de calidad. Algo que los adultos escarmentados con nuestros propios errores intentamos transmitir a nuestros hijos, con la faltal resignación de que probablemente deberán cometer sus propios errores para entender lo que les decimos. Y que la suerte, la casualidad, las caprichosas e incontrolables emociones decidirán su bienestar. Rendidos de antemano a las tiranías del amor, para ellos y para nosotros. Paralizados, al fin y al cabo, por otro tipo de educación, aquélla que nos ha enseñado que los sentimientos no se pueden gobernar por mucho daño que nos causen."

Y yo me pregunto ¿realmente se puede enseñar a controlar los sentimientos sin reprimirlos? ¿qué haces cuando te sale de dentro decirle a alquien "Te quiero" o "Qué bonito eres" porque así lo estás sintiendo? ¿hay que callarse?....No.

Con la poca o mucha inteligencia emocional que tenga, pienso educar a mis hijos en la libertad de sentimientos, aunque sepa que algunos de ellos les duelan, pero que no dejen de experimentar solo por el miedo a sentirse heridos. Como decía mi abuela, de todo se aprende.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Blanco nocturno (Ricardo Piglia)

Primera novela que leo de Ricardo Piglia y me ha gustado. Al principio estaba expectante, por momentos decepcionada, pero segun transcurre la historia y aparece Emilio Renzi (por lo visto tradicional personaje de Piglia; como no he leído otra de sus obras no lo puedo constatar) el relato va cogiendo fuerza y Piglia se desinhibe. Nos muestra sus sentimientos y pensamientos escondido tras ese personaje con una fuerza y una manera de escribir y describir deliciosa.

Es un libro que va de menos a más, de los que se leen lento, a capítulo por noche, cada vez más denso pero mejor, de los que no te enganchan pero te dejan la sensación de haber leído un buen trabajo.

Hay un personaje, Sofía, una de las hermanas gemelas Belladona, que en una conversación con Renzi habla de su madre y su pasión por la lectura (pag. 251). Me gustó ese párrafo que dice así:

"_Mi madre dice que leer es pensar - dijo Sofía -. No es que leemos y luego pensamos, sino que pensamos algo y lo leemos en un libro que parece escrito por nosotros pero que no ha sido escrito por nosotros, sino que alguien en otro país, en otro lugar, en el pasado, lo ha escrito como un pensamiento todavía no pensado, hasta que por azar, siempre por azar, descubrimos el libro donde está claramente expresado lo que habíamos estado, confusamente, no pensado aun por nosotros. No todos los libros, desde luego, sino ciertos libros que parecen objetos de nuestro pensamiento y nos están destinados. Un libro para cada uno de nosotros. Hace falta, para encontrarlo, una serie de acontecimientos encadenados accidentalmente para que al final uno vea la luz que, sin saber, está buscando."