Entre pincho de tortilla y zurito, sola en la barra de un bar, esta mañana he leído un artículo de una revista escrito por Edurne Uriarte, que directamente he arrancado y metido al bolso porque me ha llamado la atención.
Se titula "Amores de calidad" y dice lo siguiente:
"Me gustaría creer que la inteligencia emocional se puede educar y desarrollar, que no estamos irremisiblemente condenados a ser víctimas de nuestras emociones y de nuestros impulsos, de las emociones mal encaminadas y de los impulsos equivocados, claro está. Especialmente en el amor, ese sentimiento en el que tan poco lugar dejamos a la razón, a la reflexión, a la inteligencia; ése que nos hace más felices pero también más desdichados. Como si todo estuviera sujeto al destino y no a nuestra voluntad. O a nuestra inteligencia emocional.
¿Por qué no educar para el amor? Para la felicidad, para el equilibrio, para el amor de calidad. Algo que los adultos escarmentados con nuestros propios errores intentamos transmitir a nuestros hijos, con la faltal resignación de que probablemente deberán cometer sus propios errores para entender lo que les decimos. Y que la suerte, la casualidad, las caprichosas e incontrolables emociones decidirán su bienestar. Rendidos de antemano a las tiranías del amor, para ellos y para nosotros. Paralizados, al fin y al cabo, por otro tipo de educación, aquélla que nos ha enseñado que los sentimientos no se pueden gobernar por mucho daño que nos causen."
Y yo me pregunto ¿realmente se puede enseñar a controlar los sentimientos sin reprimirlos? ¿qué haces cuando te sale de dentro decirle a alquien "Te quiero" o "Qué bonito eres" porque así lo estás sintiendo? ¿hay que callarse?....No.
Con la poca o mucha inteligencia emocional que tenga, pienso educar a mis hijos en la libertad de sentimientos, aunque sepa que algunos de ellos les duelan, pero que no dejen de experimentar solo por el miedo a sentirse heridos. Como decía mi abuela, de todo se aprende.
EL PUZLE QUE ESPERABA SER RESCATADO
Hace 4 años
Por la boca vive y muere el pez... Yo he muerto en alguna ocasión (lo sabes), pero también he vivido cosas que volvería a vivir sin pensarlo dos veces. Me gusta ser el corcho de una botella de champagne y saltar, aunque en ocasiones esos saltos no sean lo más apropiado o mejor visto... También he visto saltar por mí, cosa que me ayuda a no pensar que estoy loca, a no cambiar... MUAK
ResponderEliminarHasta leer el ultimo parrafo estaba un pelin asustado, pues me parecia que ibas a estar de acuerdo con el articulo. La "inteligencia emocional" es estupida como termino. Visceras vs. Cerebro.
ResponderEliminarEl primer error es creer que alguien experimentado pueda "enseñar" emocionalmente a alguien. Das consejos, y a veces la gente los acepta. Incluso, algunas veces, los pone en practica. Pero no aprenden, solo los ejecutan.
Recuerdo una discusion (en el buen termino) con mi padre en la que me dijo: "hazme caso, yo se como va a acabar esto...", yo le dije que no me interesaba saberlo que me dejara "experimentarlo y descubrirlo solo".
La gente llama experiencia a lo que se suele llamar un error.